Recordando un 5 de marzo del 2015
- Daniela Pacheco
- 30 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 ene 2021
Estos fragmentos son pensamientos que encontré en un intento de diario:
Estoy tranquila, no estoy triste ni desolada; pero tampoco la felicidad abunda en mi cuerpo, mente y esencia. Hoy es momento de reflexionar y analizar todo movimiento y sonido que me rodea, desde una lija, hasta la respiración de la persona de al lado. La fricción de las hojas de papel es constante en este lugar. Melodías en búsqueda de entretenimiento surgen de un momento a otro, deseando el final de la breve historia del día. Un debate surge de la duda ¿cuál es el final, y qué resultado habrá ante la decisión? Comprendo la lógica del conflicto: eliminar recursos para obtener el punto más puro del concepto.

Eres indomable, y comprendes la existencia del otro, mientras que la alegría por descubrir lo nuevo, es el ancla de tu vida.
Eres persistente, y buscas obtener y absorber la energía de tus amados.
Tus pasiones rigen tu mundo, y tu destino es conquistar mares de personas y tierras de lo poco probable.
No importa el obstáculo, sabrás cómo buscar lo que tu persona ruega.
Poco a poco pierdo vitalidad porque tu presencia está ahí, cerca, mirando como me consumo lentamente.
Todo estará bien porque al final de todo eres tú, y nada más.

En la obligación existe la intensidad que roza con la entrada de la pericia.
Los ojos contemplan tensión, silencio y la melodía de la unión de las almas, que buscan un resultado pasional ante lo luchado y lo perdido.
Respiro y sé que es el momento indicado para apaciguar los mares y las tormentas que el corazón corrompe, aun sabiendo lo lejano y lo cerca que está del dueño de esa meta que se une y se distancia.
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